Es fácil, piensa cualquier tema y hazlo pedante. No pares de hablar, alza el tono e introduce al interlocutor a tu mensaje. Haz preguntas retoricas e intenta cortar siempre al que te habla con sonidos que intentan ser palabras. Mira siempre a los ojos y haz como que escuchas. Cabecea, reafirma y contradice los argumentos en respuesta con frases simples como “estoy de acuerdo” o “no todos los puntos de vista son lo mismo”.
Utiliza un lenguaje técnico adecuado a tu inteligencia y repite las frases dos veces de forma diferente. Utiliza la palabra “irónico”, “capitalismo” y “evidentemente” tantas veces como sea posible y cambia cada 10 minutos de coletilla para que vean que eres una persona dinámica. Termina tu argumento con “en conclusión” y no te olvides las preguntas retóricas.
Los nombres de Nietzsche y Baudelaire pueden encajar gratuitamente en todas las frases.